8 jun 2010

Instantes

Eran siete las personas que habían pasado por su taquilla aquella mañana. Estaban siendo unas horas de trabajo interminables. ya no sabía como sentarse en la silla. Nuestro protagonista era un chico alto con media melena, los ojos oscuros y hundidos y una sonrisa de oreja a oreja y más cuando venía un cliente. De repente, la vio acercarse tímidamente, un chica de figura marcada, rubia con los mofletes colorados, que esbozaba una ligera sonrisa. Entonces llegó el jefe del chico y lo mandó a otro lugar, justo en ese momento. Sus miradas se cruzaron y fijamente se miraron el uno al otro a los ojos. No llegaron a hablar, pero mutuamente, se alegraron el día.

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