La vida me sonríe
y yo dibujo sonrisas en su espalda.
Hay un pez en mi pared,
un elefante en mi escritorio,
una luna cuelga del techo
y el fantasma de un perro
brilla ante mi cara.
Oigo voces de niños
que me dicen guapa
y en mi pared se escriben letras
que hablan sobre mis gracias.
Y yo sonrío pensando
el poco caso que le hago.
Pero es curisoso
que el robot de mi balcón
me recuerde que valgo más
que un tocador.
Y las flores me tiran besos
y yo se los devuelvo
y sonrío a la basura
que me mira con alegría
y doy vueltas de campana
hasta llegar a tu ventana.
Y la noche se juntará con el día
y las hormigas nos harán compañía!
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